viernes, 27 de agosto de 2010

Legal Style

We can hardly improve on Joathan Swift's formulation of style: "proper words in proper places." That focuses on the right level of detail, but in begs questions of propriety. What are proper words? And how do you know where their proper places are?
In judging words and their placement, remember that the character of the writer determines the character of the prose. Even when the subject is as alien from everyday life as the Rule in Shelley's Case, style reveals self as surely as anything else. What you say and how you say it reflects your mental habits and your personality. In trying to write your best, you may strive to proportion one part to another and to the whole, to accent what matters most, to cut out what is useless, and to keep an appropriate tone throughout. But even with these goals in mind, different writers -however skilled- will aproach a topic differently, often quite differently.
Style embodies the message, delivers it for circulation. When style suffers -because of poor organization, sloppy paragraphing, clumsy rhythms, thoughtless jangles, or other befogging lapses- the content also suffers. When style is good, the content benefits.
Though all lawyers pay lip service to the importance of good legal writing, few seem to appreciate the capacity of style to influence results. Listen to Lord Denning, probably the greatest of Britain's judicial stylists:
[Y]ou must cultivate a style [that] commands attention. No matter how sound your reasoning, if it is presented in a dull and turgid setting, your hearers -or your readers- will turn aside. They will not stop t listen. They will flick over the pages. But if it is presented in a lively and attractive setting, they will sit up and take notice. They will listen as if spellbound. They will read you with engrossment.
So convinced was Lord Denning of the importance of style that he attributed the British role in winning World War II as much to Winston Churchill's manner of speaking and writing as to Churchill's strategy of intelligence.
For the sake of lesser battles, you need guidance to develop an effective legal style. As used here, the phrase legal style refers generally to expository prose about legal subject, whether in the form of persuasion, narration, description, or analysis. Most forms of legal writing fall within those realms: judicial opinions, advocacy, scholarly commentary, opinion letters, and other writing in and about law. Legal drafting -for instance, of legislation, rules and contracts- requires separate treatment and has received it in some excellent works.
The chief aim of style is clarity. But achieving clarity is only the first step; much remains -brevity, for example, and accuracy. Variety, elegance, imagination, force, and wit can make your prose interesting as well as clear. Often you must do more than simply communicate; you must persuade or even delight.
Don't confuse the negative with the positive virtues of writing: avoiding grammatical and rhetorical gaffes won't make you an exemplary stylist. Despite what some writing texts might have you believe, there are no real formulas for a good prose style. Removing needless passive-voice verbs, keeping sentences short, and using "action" verbs usually improve a piece of writing, but they still may not result in a good style.
Everything hangs on context and purpose. We value simplicity, but writing as simply as possible does not always mean writing simply. Complicated language occasionally proves unavoidable. Take the legislative jungle that is in the tax code: "It can never be made simple, but we can try to avoid making it needlessly complex." We can try to say it in plain language.
But what is "plan language"? I define it as the idiomatic and grammatical use of language that most effectively presents ideas to the reader. By that definition, plain language may be, in some sense, unplain. Who would call Immanuel Kant's categorigal imperative plain, despite the seeming simplicity of the words? "Act as if the maxim on which you act were to become, through your will, a universal law." On the other hand, who would volunteer to simplify it?
Still, most of us aren't framing Kantian thoughts. We should stick to a plain approach. Our age prefers it.

Gardner, Bryan A., Gardner on Language and Writing, 1st ed., pp. 39-40

miércoles, 21 de julio de 2010

Acentuación de monosílabos: ¿fue o fué?

Empecemos con la regla general: los monosílabos tónicos, es decir, aquellas palabras de una sola sílaba con acento de intensidad, no llevan tilde aunque se trate de una palabra aguda. Leonardo Gómez Torrego en su Gramática didáctica del español ofrece los siguientes ejemplos: sal, mar, mes, seis, vio, soy, dio, fue, fui, Dios, fe, y da.

Vio, dio, fue y fui llevaron tilde antes de 1959, pero a partir de ese año se consideró que debían seguir la regla general y, por tanto, es erróneo escribir: vió, dió, fué, fuí.

Pero hay también una excepción a esta regla: la tilde diacrítica. Cuando un monosílabo tónico ofrece la misma forma que un monosílabo átono, y puede llegar a crear una confusión, se distinguen añadiendo a los tónicos una tilde. Así:

1. dé: forma del verbo dar:
Mi jefe ordena que dé la carta.

de: preposición:
Déjame leer la carta de mi jefe.

2. él : pronombre personal:
Me la dio él y no otra persona.

el: artículo:
El paquete me llegó después de la carta.

3. más: adverbio de cantidad:
No me dieron más cartas para ti.

mas: conjunción adversativa (igual que pero):
Querría ayudarte, mas no sé cómo hacerlo

4. mí: pronombre personal:
Dámelo a mí, que yo se lo daré

mi: adjetivo determinativo posesivo:
Nunca le prestaste tanta atención a mi carta.

5. sé: forma de los verbos saber y ser:
Yo no sé cómo te metes en estos líos. (verbo saber)
Sé sincero cuando te pregunte. (verbo ser)

se: pronombre personal y reflexivo:
Yo se lo avisé. (pronombre personal)
Se lavaba la cabeza. (pronombre reflexivo)

6. sí: pronombre reflexivo o adverbio de afirmación:
Mi jefe siempre me quiere cerca de sí. (pronombre)
Ya te he repetido mil veces que sí . (adverbio)

si: conjunción condicional:
Si me lo hubieras preguntado, te lo hubiera dicho.

En cambio, ti nunca lleva acento (tí), porque no tiene que diferenciarse de ningún ti átono).

7. té: sustantivo:
Siempre terminas bebiéndote mi taza de té.

te: pronombre personal y reflexivo:
Te lo digo siempre pero nunca me escuchas.

8. tú: pronombre personal:
Tú te las das de listo, y luego...

tu: determinativo posesivo:
Tu carta sólo ha venido a complicarlo todo

Fuente: Centro Cultural Cervantes (http://cvc.cervantes.es/alhabla/museo_horrores/museo_028.htm)

jueves, 24 de junio de 2010

A day in the life of an interpreter

Standard phrases for opening and closing letters and emails

Referring to a previous contact
With reference to your letter of 15 February...
In response to your query concerning...
Further to our (telephone) conversation of...
Thank you for your email of 15 February.

Stating the reason for writing

I am writing to inform you that...

Closing, offering further assistance
Please contact me again if I can help in any way.
Should you have any further questions, do not hesitate to contact me.

Referring to future contact
I look forward to your reply / to meeting you / to hearing from you.

Amy Krois-Linder, International Legal English, Professional English, Cambridge.

miércoles, 28 de abril de 2010

Lengua y derecho

Lengua y derecho son fenómenos sociales íntimamente vinculados. La palabra es el instrumento técnico natural del derecho, evidencia que a muchos juristas lleva tiempo comprender en toda su magnitud. Es harto conocido el hecho de que entre hablantes de códigos lingüísticos distintos, en virtud de la diferencia de sus sistemas gramaticales así como de factores psicológicos, un mismo hecho sea advertido y trasmitido lingüísticamente en forma distinta. Y a través de la lengua, las particularidades de una comunidad lingüística y cultural determinada se manifiestan en lo jurídico. La lengua trasmite información no sólo al receptor del mensaje sino que también informa sobre el emisor del mensaje. El estilo llamado jurídico o forense, que campea en las leyes, en los reglamentos y demás, demuestra, o puede demostrar, no sólo la voluntad jurídica del autor sino elementos extrajurídicos que la condicionan o complementan. Dicho estilo emplea ciertos modos, tiempos y formas de expresión que lo singularizan. El Código Penal, por ejemplo, no utiliza la fórmula ética del Sexto Mandamiento bíblico ("No matarás") al referirse a la conducta antijurídica del homicida, agregando luego el corolario ("...porque de así hacerlo, serás condenado a XX años de Penitenciaría"), sino que califica objetivamente dicha conducta estableciendo la pena correspondiente.
El estilo de una escritura pública de compraventa de inmueble está muy lejos del empleado en la descripción o referencia atinente a la venta de una casa en una novela corriente. Las sentencias, por su parte, tienen más o menos formalidad o rigidez en los diversos sistemas... todos son elementos a tener en cuenta para trasmitir un texto en otra lengua, en que la forma, en la medida que varía según los regímenes y las lenguas en cuestión, constituye parte del contenido.
Si bien la relación entre fondo y forma no es siempre deliberada y consciente, un término puede ilustrar su propia historia, una tradición jurídica, una sensible influencia extranjera, una necesidad (i.e. neologismos) es decir, factores de diversa índole que concurren en la elaboración del texto. Pero, a diferencia de la lengua, que no suele encerrarse en fronteras políticas, el derecho suele verse limitado por éstas; por eso, a veces el mismo término presenta matices jurídicos diferentes en zonas diferentes, dentro de la misma lengua, y puede incluso ocurrir que aún en la misma zona haya diferencias. El problema se agrava, sin duda, en los países bijuralistas.
La traducción jurídica es, pues, en cierto sentido, “terminología comparada”, del mismo modo que es derecho comparado el estudio de las semejanzas y diferencias de los ordenamientos jurídicos de los estados; y no puede realizarse traducción jurídica sin “hacer”, en una u otra medida, derecho comparado.
Si bien el lenguaje común y el técnico presentan obvias diferencias, no siempre es fácil distinguir uno del otro. El lenguaje técnico procura minimizar las ambigüedades a fin de permitir una mejor comunicación en un campo específico de conocimientos. Se vale, a la vez, de muchos vocablos del lenguaje común, algunos de los cuales tienen un significado más limitado o estricto que el corriente. Contiene también muchos términos, giros y formas arcaicas, factor que opera en perjuicio de la homogeneidad terminológica. Además, el estilo del lenguaje técnico no es siempre la primera consideración; el contenido material y la claridad son más importantes; se procura evitar imprecisiones y ambigüedades. Por ello el resultado es, a veces, pesado e inarmónico. En inglés, por ejemplo, hay una enorme riqueza de arcaísmos provenientes del derecho romano y anglosajón, cuya traducción suele resultar, por lo general, artificial en español. Pueden, con todo, evitarse muchas veces, reemplazándolos por términos modernos, salvo el caso de inexistencia de equivalentes o formas sustitutivas. El alemán, si a ello vamos, posee un estilo jurídico calificado de seco, neutro, abstracto, que presenta a la vez gran riqueza de sustantivos, que a veces se agrupan en complicados compuestos, frases largas, fórmulas arcaicas (Papier-deutsch), en lo que difiere del francés, tanto más elegante, que servía de inspiración a Stendhal, quien leía el Código Napoleón para pulir su estilo de escritor. La forma jurídica de los documentos de habla española es sobria, menos llamativa que en portugués, quizás, lengua de no menor precisión que la italiana en el campo del derecho, y así sucesivamente. El traductor tiene que tener en cuenta estas diferencias en su labor; debe esforzarse por aguzar su sentido de la interpretación de textos de derecho, que en sí es un arte que requiere una perpetua puesta al día de sus conocimientos, y una perpetua valoración de la relación entre la letra y el espíritu, puesto que la interpretación jurídica y la lingüística a menudo difieren también. La primera preocupación del jurista es hallar las resultancias de la redacción del texto; la del traductor, hallar la forma más precisa posible en su versión, y los equivalentes lingüísticos que en su importancia jurídica correspondan tanto al texto original como a su traducción.
Siendo la lengua jurídica una lengua especial, cuya especificidad radica, como decimos, en un estilo particular y, especialmente, en el uso de una terminología propia a la vez que en el empleo de acepciones particulares y restringidas de vocablos de la lengua general, el traductor tiene que familiarizarse con tales formas de expresión como requisito sine qua non para su labor.
El derecho pudo nacer sólo por preexistir ese sistema semiótico y de comunicación que es la lengua en general, que le da vida y expresión. Y esto no sólo respecto de la lengua escrita, naturalmente, sino también de la oral, como sucedió en los comienzos de la convivencia humana.
El mero estudio de algunos vocablos tomados al azar puede ser suficiente para ilustrar algunos de los problemas del traductor. Si tomamos el nombre de una entidad internacional, la Organización Internacional del Comercio (OIC), vemos que en inglés es International Trade Organization (u Organisation) (ITO); lingüísticamente, empero, estas palabras podrían asimismo traducirse como “Organización del Comercio Internacional”. La misma dificultad podría ocurrir en la traducción de Federal Reserve Bank (¿Banco de (la) Reserva Federal?, ¿Banco Federal de la Reserva?); pero hay en inglés casos bastante más complicados todavía: ¿qué quiere decir Draft Annual Forest Products Market Review? ¿Es acaso fácil llegar a entender que se trata de un “Proyecto de Revista Anual del Mercado de Productos Forestales”? En ciertos casos de esta índole, las soluciones erróneas de estos compuestos podrían llevarnos a bordear el ridículo o el absurdo. Si nos referimos al español como lengua de partida, ¿es posible diferenciar en la traducción el contenido de los siguientes vocablos: sentencia, fallo, veredicto, laudo, disposición, decreto, resolución, decisión, providencia, auto? ¿Qué puede guiar al traductor para elegir, al verter un texto al inglés, entre responsibility y liability, o entre juridical, legal, lawful, licit, y legitimate, o entre recognize y acknowledge? ¿Es posible traducir con la palabra equidad el nombre del sistema jurídico angloamericano llamado equity? ¿Es lo mismo causa entre nosotros que consideration en el mundo de habla inglesa, o magistrado que magistrate? ¿Corresponden al mismo criterio los adjetivos -de uso general- basico y basilare, o los sustantivos inchiesta, investigazione e indagine en italiano?

Puig, Roberto, La traducción jurídica, en Revísta Voces No. 11, mayo de 2005.

martes, 20 de abril de 2010

Eventually vs. eventualmente

La definición del adverbio eventually es: "adverb deriving from the adjective eventual, the meaning of which is ‘happening or existing at a later time or at the end". Los posibles equivalentes en castellano son “finalmente”, “a la larga”, “más tarde”, “en definitiva”.
La definición del adverbio “eventualmente” es: adverbio de modo derivado del adjetivo “eventual”, que significa “no seguro, no fijo o no regular, que puede ocurrir o no, que puede haberlo o no”.
Las posibles traducciones son: “possibly”, en aquellos casos en que podamos transmitir esta idea con un adverbio; también podemos considerar la posibilidad de utilizar los modales “may” o “might”, en aquellos casos en que podamos dar la idea de eventually con un verbo.

Ejemplos con eventually:

Although she had been ill for a long time, it still came as a shock when she eventually died.

Si bien ella había estado enferma durante un largo tiempo, resultó una gran impresión el hecho de que finalmente muriera.

Don’t worry, he’ll do it eventually, but he might take a long time to get round to it.

No te preocupes; finalmente, lo hará, pero puede que, para que se siente y lo haga, demore algún tiempo.

Ejemplos con eventualmente:

Los precios son de contado pero, eventualmente, podemos hacer una excepción y diseñar un plan de cuotas.

Our prices are for cash sales but we might make an exception and design an installment plan.

Lassaque, Luisa Fernanda, Diccionario de falsos cognados inglés castellano, 1era edición, Buenos Aires, 2006.

viernes, 16 de abril de 2010

Emails: Style


Email is a relatively recent development, and because it is perceived as a quick and informal means of communication, people are often unclear about the style and conventions they should use in business situations.

In legal work, while email correspondence may tend towards informality, it should also follow the same general principles as any other form of business correspondence.

Here are some basic tips about style in emails:
- In general, email messages follow the style and conventions used in letters or faxes. For example, you can use salutations such as Dear Mr Archer or Dear Gerald, and complimentary closes such as Yours sincerely. However, if you know the recipient well, or if you are exchanging a series of messages with one person, you may dispense with the salutation and complimentary close altogether.
- Make a clear mental division between personal messages and messages written in the course of legal work. In a message written in the course of legal work, the same rules of writing apply as for a letter: write clearly, concisely, pay attention to the accuracy of factual information and legal advice given, and observe high standards of professional courtesy; consider audience, purpose, clarity, consistency, and tone.
- Use correct grammar, spelling, capitalization, and punctuation, as you would in any other form of correspondence.
- Do not write words in capital letters in an email message. This can be seen as the equivalent of shouting and therefore have a negative effect. If you want to stress a word, put asterisks on each side of it, e.g. *urgent*.
- Keep your email messages short and to the point. People often receive a lot of emails at work, so conciseness is especially important.
- In general, limit yourself to one topic per message. This helps to keep the message brief and makes it easier for the recipient to answer, file, and retrieve it later.
- Check you email message for mistakes before you send it, just as you would check a letter or fax message.


Rupert Haigh, Oxford Handbook of Legal Correspondence, Oxford University Press, 2006.

martes, 30 de marzo de 2010

Doméstico no es lo mismo que nacional


Cada vez es más frecuente el uso incorrecto de la palabra “doméstico” con el sentido de nacional, interior o interno.

El uso de "doméstico" con el sentido de nacional o interno es muy habitual, sobre todo en informaciones relativas a cuestiones de tráfico aéreo, y es un claro anglicismo, además de una utilización incorrecta de este término que en español tiene el significado de "perteneciente o relativo a la casa u hogar".

El Diccionario de Anglicismos de Ricardo Alfaro indica que "en inglés el vocablo domestic tiene el significado de nacional, es decir de lo que pertenece a la vida interior de una nación, y por paronimia con nuestro adjetivo, frecuentemente se oye hablar de jurisdicción doméstica o incluso de asuntos domésticos y producción doméstica".

Así en ejemplos como "Los vuelos domésticos son más numerosos que los internacionales", "Le había pedido al FMI que se le diera una altísima prioridad al problema doméstico" debería haberse empleado en su lugar vuelos nacionales y problema interno.

Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es).

jueves, 18 de marzo de 2010

Stuffy Words and Legalese


Just because you know what malum prohibitum means or what a habendum clause does is no reason to use such language at the dinner table. A lawyer should keep in mind that the purpose of communication is to communicate and this can’t be done if the reader or listener doesn’t understand the words used.

Some lawyers also tend to use words in peculiar ways, using same as a pronoun and said as an adjective . Some pepper contracts and resolutions with whereases and wherefores. Harsher critics suggest that the impenetrable language serves the same purpose as mumbo-jumbo always has: to keep the public in the dark and protect a trade monopoly. Less severe critics chalk it up to professional inertia.

Fortunately, the trend today is toward plain language and away from the stuffiness and jargon-laced prose that characterized so much legal writing in the past. It’s a welcome trend, and one that writing coaches universally encourage.

Gardner, Bryan, The Redbook: A Manual on Legal Style (2nd Ed.), Thompson West, 2006.

martes, 9 de marzo de 2010

Spelling: General Principles

Always use your computer’s spell-checker, but never rely on it alone.
(a) Generally. Get to know your computer’s spell-checker, and especially how to add and edit its custom dictionaries. Words (and names) that your computer flags over and over again -but that you know are spelled correctly- you should add to your custom dicionary.
(b) Self-check. Make a habit of checking your spelling every time you enter new text or edit existing drafts. The best routine is to save the file one last time (having saved regularly while working on the document), then run the spell-check, and finally close the file, saving changes.
(c) Proofreaders. Don’t rely solely on the computer’s spell-checker, it can’t substitute for human eyes. Invariably, the more eyes that see a draft, the better. Your work product reflects your level of professionalism, and neglectful errors suggest less-than-rigorous work habits.
(d) Autocorrection. Be careful about letting your word processor make automatic corrections such as search-and-replace. There’s a failure rate with automatic substitutions, and the practice can introduce new errors.

Gardner, Bryan, The Redbook: A Manual on Legal Style (2nd Ed.), Thompson West, 2006.

above and over



1) “higher than”: above or over
Above and over can both mean “higher than”. Above is more common with this meaning.
The water came up above/over our knees.
Can you see the helicopter above/over the palace?

2) “not directly over”: above
We use above when one thing is not directly over another.
We’ve got a little house above the lake. (Not over the lake).

3) “covering": over
We prefer over when one thing covers and/or touches another.
There is cloud over the South of England.
He put on a coat over his pyjamas.
We use over or across when one thing crosses another.
The plane was flying over/across Denmark.
Electricity cables stretch over/across the fields.

4) measurements: above
Above is used in measurements of temperature and height, and in other cases where we think of a vertical scale.
The temperature is three degrees above zero.
The summit of Everest is about 5000 metres above sea level.
She's well above average in intelligence.

5) ages, speeds, “more than”: over
We usually use over, not above, to talk about ages and speeds, and to mean "more than".
You have to be over 18 to see this film.
The police said she was driving at over 110 mph.
There were over 100,000 people at the festival.

6) books and papers
In a book or paper, above means “written before”.
The above rules and regulations apply to all students.
For prices and delivery charges, see above.
See over means “look on the next page”.
There are cheap flights at weekends: see over.

Michael Swan, Practical English Usage, Third Edition, Oxford University Press, 2006.

lunes, 8 de marzo de 2010

Precision and Accuracy

Often either of two words will suffice in a sentence, but the shades of meaning differ. There is, for example, a difference between saying that a doctrine is old and saying that it is venerable, between calling a treatise compendious and calling it voluminous, and between characterizing a person as drunken as opposed to merely drunk on a specific occasion.

Careful writers make distinctions. They cultivate an awareness for words and their connotative differences. They would no more write incidental to when they mean incident to than a carpenter would try to nail with the handle of a screwdriver.

Gardner, Bryan, The Redbook: A Manual on Legal Style (2nd Ed.), Thompson West, 2006.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El guión

La cuestión del uso del guión (o guión corto) en palabras compuestas inglesas es un tema complejo. En efecto, ¿debe escribirse «taxpayer», «tax-payer», o «tax payer»? Las obras de estilo inglesas recomiendan la consulta a un diccionario. Sin embargo, aquí no nos interesa este problema, salvo para constatar que este signo se utiliza con mucha más frecuencia en inglés como elemento que facilita la gran capacidad reproductora de esta lengua. De forma más importante, hay que tener en cuenta que el guión que sigue al prefijo en las palabras inglesas formadas por prefijación se pierde en castellano, que aglutina los componentes en una sola palabra y, si es necesario, modifica el prefijo según la raíz empiece por consonante o vocal («postestructuralismo», «posguerra», «surcoreano», «sudoeste») o dobla una consonante («prerrevolucionario»). Aunque, de acuerdo con otro criterio, en el caso de «post» y «sud», debe escribirse «sur». Aquí puede ser de utilidad la entrada correspondiente del Diccionario de ortografía de la lengua española de José Martinez de Sousa (Paraninfo, 1995).

En español, el español se emplea en los siguientes casos:

a) Detras de un corte de palabra al final del renglón, cuando esta no cabe en él en forma completa,
b) Para enlazar o unir elementos que forman vocablos compuestos (tesis histórico-sociológica, guerra franco-prusiana, etc.),
c) Para unir palabras y siglas entre las cuales se omite una preposición o una conjunción (relación madre-hijo, acuerdo CGT-UIA, la línea D Catedral-Juramento, etc.),
d) Para indicar la posición de una sílaba, morfema, etc. en el contexto de una palabra. Si el guión se antepone a una parte de la palabra, se señala que esta va en posición final; si, en cambio, se pospone, se indica que esa parte va en posición inicial. Finalmente, cuando el segmento en cuestión se escribe entre dos guiones, debe entenderse que ocupa posición interior de palabra (-aba, bi-, -bl-, -bilidad, etc.),
e) Para separar el prefijo de una palabra cuando entre esta y aquel se interponen otro u otros prefijos (Los modificadores del verbo pueden ser mono- o bivalentes),
f) Entre los años inicial y final de un acontecimiento, de un proceso o de la vida de una persona, para indicar transcurso del tiempo (durante los siglos XVI-XVII),
g) Entre las cifras que indican las páginas y capítulos de un libro o de una publicación en los que se expone algún asunto ininterrumpidamente (páginas 134-156).
h) Deben respetarse los nombres franceses que llevan guión (Jean-Paul Sartre).

Juan Gabriel López Guix, Jacqueline Minett Wilkinson, Manual de traducción inglés / castellano, Editorial Gedisa, 1997.
María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en español: manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.

Sustantivos epicenos

Los sustantivos epicenos son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos (personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no *La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente: «La orca macho permanece cerca de la rompiente [...], zarandeada por las aguas de color verdoso» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]).

Real Académica Española, Diccionario Panhispánico de Dudas, 2005.

lunes, 15 de febrero de 2010

A partir de

A partir de significa «desde o contando desde».

Por ejemplo:

A partir de hoy regirá nuevo horario.
La quinta casa a partir de la esquina.

También significa que se toma como base la cosa que se expresa:

A partir de estas premisas iniciaremos la investigación.


Un ejemplo de impropiedad consiste en decir, por ejemplo:

El destacado especialista disertará hoy, a partir de las 9...

Si este señor dará una conferencia, ésta comenzará puntualmente a las 9.00 y no, a partir de las 9.00 o desde las 9.00, pues es un galicismo inadmisible. Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española el lema partir, en su acepción 12, leemos: “Tomar un hecho, una fecha o cualquier otro antecedente como base para un razonamiento o cómputo”. Por lo tanto, podemos decir: A partir del jueves, entregarán las solicitudes de inscripción.

Moliner, María, Diccionario del uso del español, edición electrónica, versión 2.0.
Zorrilla, Alicia María, Hablar, escribir, traducir en español, 2ª ed., Buenos Aires, Fundación Litterae, 2008.

Eficiente, eficaz y efectivo

En español, eficiente significa «lo que realiza cumplidamente la función a que está destinado», por ejemplo, ‘una organización eficiente’. Cuando se aplica a personas, significa «útil en el cargo que desempeña», por ejemplo ‘un secretario eficiente’. En este último caso, la palabra eficiente implica que una persona es apta, capaz, competente.
Eficaz, por otro lado, se aplica a cosas que producen el efecto o prestan el servicio a que están destinadas, ‘un remedio eficaz’.
Es importante destacar que «eficaz» se aplica más a cosas, mientras que «eficiente» se aplica más a personas u organismos.

Estos dos términos también deben diferenciarse del término «efectividad». Si efectividad quiere decir «cualidad de efectivo», y efectivo es un adjetivo que significa «real, verdadero», en oposición a lo quimérico, dudoso o nominal, según la frase «Habrá que comprobar la efectividad de los acuerdos», lo que hay que comprobar es si los acuerdos son reales o si, por el contrario, se trata de una mentirijilla. Pero lo más probable es que quien dijo la frase no se refiriera a la realidad o falsedad de los acuerdos, sino a si estos iban a servir para algo o serían un fracaso más.
Para expresar eso, en lugar de efectividad, debió emplear la voz eficacia "virtud, actividad, fuerza y poder para obrar", derivada del adjetivo eficaz.
Tampoco habría estado acertado el orador si en lugar de eficacia hubiera optado por eficiencia, ya que este nombre se deriva del adjetivo eficiente, que solo debe emplearse cuando se trate de personas.
Resumiendo: si el acuerdo existe, su efectividad ya está garantizada, lo que queda por ver es su eficacia.


Alberto Gómez Font, Donde dice... Debiera decir..., Buenos Aires, Áncora, 2006.
Moliner, María, Diccionario del uso del español, edición electrónica, versión 2.0.

Efficent & effective

If somebody/something is efficient, he/she/it works in a well-organized way without wasting time or energy.

He’s not very efficient; he keeps filing letters in the wrong place, he works very slowly, and he keeps forgetting things.
The postal service is even less efficient than the telephone system.

If something is effective, it has the right effect: it solves a problem or gets a result.

My headache’s much better. Those tablets really are effective.
I think a wide black belt would look very effective with that dress.

Michael Swan, Practical English Usage, Third Edition, Oxford University Press, 2006.

Extranjerismos, préstamos y calcos


En determinadas ocasiones es necesario recurrir al uso de alguna palabra proveniente de otra lengua sin traducirla, como ocurre, por ejemplo, cuando es necesario hacer referencia a alguna técnica o a algún concepto nuevos.
En algunos casos, la palabra extranjera permanece inalterada; en otros, en cambio, es sometida a una adaptación fonológica, ortográfica o morfosintáctica. Tradicionalmente se distingue, por lo tanto, entre extranjerismo puro o xenismo (chip, bypass, camping) y préstamo (escanear, disquete, cabaré), es decir, entre palabra no asimilada o adaptada y palabra asimilada o adaptada a las estructuras de la lengua de llegada.
El calco, en cambio, es una clase de extranjerismo en la cual se toma prestado de una lengua extranjera un término (o un sintagma), pero se traducen literalmente los elementos que lo componen. Es decir, es la traducción de un término extranjero por una palabra ya existente que toma así una acepción diferente. En general se trata de préstamos de sentido, que son los más difíciles de descubrir, por lo que van minando la estructura léxica de la lengua. A diferencia del préstamo, que es una adaptación fónica y morfológica, el calco es una construcción que violenta los patrones sintácticos y semánticos del español y debe evitarse pues constituye un error. Ejemplo:

football: extranjerismo
fútbol: préstamo (o extranjerismo adaptado)
balompié: calco

Existen distintos tipos de calcos: a) Calcos de expresión: son los que se producen cuando se respetan las estructuras sintácticas de la lengua de llegada, por ejemplo, la palabra weekend traducida como fin de semana. b) Calcos de estructura: se presentan cuando la construcción sintáctica no es propia de la lengua de llegada, como ocurre en el caso de la expresión inglesa science-fiction que se traduce habitualmente como ciencia ficción, en lugar de optar por la forma ficción científica. c) Calcos tipográficos: se producen cuando se trasladan a una determinada lengua las convenciones gráficas que solo rigen en otro. Son ejemplos de ello en español el mal uso de las mayúsculas en los gentilicios y en los títulos o la supresión arbitraria del signo de apertura de interrogación por influencia del inglés. También se comete un calco tipográfico cuando se copia o se traslada mecánicamente el uso de las comillas de una lengua a otra. d) Calcos léxicos: son los más frecuentes y se producen cuando se establece una correspondencia equivocada entre dos palabras que poseen una forma o una etimología similares en dos lenguas, pero que han adquirido significados muy distintos en cada una de ellas. Constituye un calco léxico traducir el vocablo inglés library como *librería en lugar de como biblioteca. Este tipo de calcos suelen denominarse "falsos amigos".
La expresión “falsos amigos” está calcada del francés faux-amis y fue usada por primera vez por Koessler y Derocquigny (Les faux-amis ou les trahisons du vocabulaire anglais, 1928). Todos los idiomas son víctimas de los "falsos amigos". Se enumeran a continuación algunos ejemplos de estos calcos léxicos en español:

Palabra extranjera: actual
Forma correcta en español: real, efectivo
Forma incorrecta o calco: actual

Palabra extranjera: apology
Forma correcta en español: disculpa
Forma incorrecta o calco: apología

Palabra extranjera: exit
Forma correcta en español: salida
Forma incorrecta o calco: éxito

Palabra extranjera: injury
Forma correcta en español: lesión, herida
Forma incorrecta o calco: injuria

Palabra extranjera: severe
Forma correcta en español: grave
Forma incorrecta o calco: severo

María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en español: manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.

jueves, 11 de febrero de 2010

dishonest ≠ deshonesto


¡Cuidado con las malas traducciones! ¿Qué es eso de traducir dishonest por deshonesto?

Cuando en español se tilda a alguien de deshonesto, muy probablemente se trata de una mala traducción de dishonest, voz inglesa que no tiene nada que ver con la rijosidad de algunos de nuestros paisanos deshonestos, proclives a pronunciar palabras deshonestas, aficionados a los actos deshonestos o a hacer proposiciones deshonestas acompañadas siempre por ciertos ademanes deshonestos. Incluso los hay tan deshonestos que cometen delitos contra la honestidad.
Ese dishonest inglés no es nuestro deshonesto, sino que significa «falso, nada honrado, tramposo, mendaz, fraudulento», adjetivos que, en muchas ocasiones, también se les pueden aplicar a las personas tendientes a las cosas deshonestas, pero que no son lo mismo, y lo uno no conlleva lo otro.
En España, la honestidad o deshonestidad de nuestros gobernadores no parece importar a la mayoría de los ciudadanos, que, debido a la triste cotidianeidad de los casos de corrupción, están más interesados en la honradez de quienes tienen el poder.

Alberto Gómez Font, Donde dice... Debiera decir..., Buenos Aires, Áncora, 2006.

viernes, 5 de febrero de 2010

Bajo

Indica posición inferior con respecto a lo designado en el nombre que sigue. En sentido figurado, significa sometiéndose a:

Lo firmó bajo ciertas condiciones.

No admite ni el caso terminal ni el caso nominativo de los pronombres personales: *bajo mí, *bajo ti, *bajo sí, *bajo yo, *bajo tú:

*Se paró bajo mí.
Se paró debajo de mí.

La locución bajo de es arcaica:

*Bajo de tu protección...
Bajo tu protección...

Muchas construcciones encabezadas por bajo son consideradas incorrectas:

En lugar de:
*bajo cubierta de
*bajo el nombre de
*bajo el pretexto de
*bajo encargo
*bajo esta premisa
*bajo estas circunstancias
*bajo este concepto
*bajo este respecto
*bajo este supuesto
*bajo la aprobación de
*bajo la base de
*bajo un pie de igualdad
*bajo la legislación vigente
*bajo el radio de acción

Debe decirse:
con el pretexto de
con el nombre de
con el pretexto de
por encargo
con esta premisa
en estas circunstancias
en este concepto
a este respecto
en este supuesto
con la aprobación de
sobre la base de
sobre un pie de igualdad
de acuerdo con, según, conforme a la legislación vigente
dentro del radio de acción

Algunos autores consideran incorrectas las construcciones bajo el punto de vista de... bajo este/os punto/s de vista y aconsejan reemplazarlas por .desde el punto de vista de..., desde este/os punto/s de vista. Sin embargo, Manuel Seco (1989) no considera tan descabellada dicha construcción y señala que Andrés Bello la utilizaba: “Clasificaremos, pues, los verbos bajo otro punto de vista”.

María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en español: manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.

Mayúsculas

En el empleo de las mayúsculas se produce una multitud de interferencias provocadas por su uso en inglés donde el castellano puede preferir la utilización de las minúsculas. Éstos son los casos más frecuentes de confusión, en todos ellos el castellano utiliza, a diferencia del inglés, las minúsculas:

a) tratamientos, títulos y cargos («Doctor», «doctor», «Cardinal Newman», «cardenal Newman», «Prince Charles», «príncipe Carlos», «Librarian of Trinity College», «bibliotecario de Trinity College») aunque en algunas ocasiones se utilizan también en castellano las mayúsculas, por lo que es recomendable la consulta a un manual de estilo.
b) nombres que indican parentesco («Mother», «mi madre», «mamá», aunque también, de forma menos usual, «Madre», «Aunt», «tía»);
c) tendencias religiosas, políticas, filosóficas, artísticas, etcétera, así como sus seguidores («Buddhism», «budismo», «Comunism», «comunismo», «Cubism», «cubismo», «Physiocrat», «fisiócrata»m «Muslim», «musulmán»).
d) guerras, batallas, tratados («Vietnam War», «guerra de Vietnam», «Rapallo Treaty», «tratado de Rapallo»);
e) denominaciones de calendario o fiestas («Monday», «lunes», «February», «febrero», «Memorial Day», «día de Conmemoración de los Caídos», aunque en este caso también se utiliza a veces la mayúscula);
f) lenguas, gentilicios, etnónimos («Swahili», «swahili», «Besarabian», «besarabiano», «Anasazi», «anasazi», «Goth», «godo»);
g) accidentes geográficos («Key West», «cayo Hueso», «Mediterranean Basin», «cuenca mediterránea»);
h) epónimos («Homeric», «homérico», «Victorian era», «era victoriana»);
i) calles, avenidas, edificios («Lexington Avenue», «avenida Lexington», «42nd Street», «calle 42», «Chrysler Building», «edificio Chrysler», «Lenox Hill Hospital», «hospital Lenox Hill», «Statue of Liberty», «estatua de la Libertad»), aunque si por algún motivo no se traducen es preferible mantener las mayúsculas («Baker Street», «Baker Street»); a veces suele seguirse la norma de escribir las calles cuyo nombre es un número con cifras sólo si llevan la localización «Este / Oeste», aunque no parece haber ningún motivo para no unificar el uso y utilizar siempre las cifras, sobre todo teniendo en cuenta que ello facilita la lectura en los casos de calles con tres cifras.
j) títulos de obras, donde se escriben en inglés con mayúsculas todas las palabras significativas y, con minúsculas, si no están en posición inicial, los artículos, las conjunciones coordinantes y las preposiciones («Midnight's Children», «Hijos de la medianoche», «A Journal of the Plague Year», «Diario del año de la peste»); y
k) principio de cada verso.
Sobre las discrepancias relacionadas con el uso de mayúsculas y minúsculas en castellano, un terreno en el que abundan las vacilaciones, pueden verse las directrices de José Martinez de Sousa en el Manual de tipografía y del libro o el Diccionario de ortografía de la lengua española o las de Ramón Sol en el Manual práctico de estilo.


Juan Gabriel López Guix, Jacqueline Minett Wilkinson, Manual de traducción inglés / castellano, Editorial Gedisa, 1997.

jueves, 4 de febrero de 2010

Principles for all legal writing

There are different types of legal writing -demand letters, opinion letters, research memos, motions, briefs, judicial opinions, contracts, statutes, and ordinances, to name just a few. Although each type presents a unique challenge, they all have some things in common. That is, certain principles of good writing apply to the whole gamut. These 20 principles may be divided into three subparts:
- Framing Your Thoughts
- Phrasing Your Sentences
- Choosing Your Words
Whatever the document, you’ll be doing these things. The 20 tips that follow should kelp you do them better.

Framing Your Thoughts
1) Have something to say -and think it through.
2) For maximal efficiency, plan your writing projects. Try nonlinear outlining.
3) Order your material in a logical sequence. Use chronology when presenting facts. Keep related material together.
4) Divide the document into sections, and divide sections into smaller parts as needed. Use informative headings for the sections and subsections.

Phrasing Your Sentences
5) Omit needless words.
6) Keep your average sentence length to about 20 words.
7) Keep the subject, the verb, and the object together -toward the beginning of the sentence.
8) Prefer the active voice over the passive.
9) Use parallel phrasing for parallel ideas.
10) Avoid multiple negatives.
11) End sentences emphatically.

Choosing Your Words
12) Learn to detest simplifiable jargon.
13) Use strong, precise verbs. Minimize is, are, was, and were.
14) Turn -ion words into verbs when you can.
15) Simplify wordy phrases. Watch out for of (e.g. use "enough" instead of “an adequate number of").
16) Avoid doublets and triplets (e.g. due and payable, last will and testament)
17) Refer to people and companies by name.
18) Don’t habitually use parenthetical shorthand names. Use them only when you really need them.
19) Shun newfangled acronyms.
20) Make everything you write speakable.

Bryan A. Gardner, Legal Writing in Plain English, University of Chicado Press, Chicago, 2001

jueves, 28 de enero de 2010

Uso de las preposiciones

La RAE considera incorrecto el empleo de más de una preposición con el mismo complemento. Por ejemplo: Se venden panes con o sin sal. Aunque este tipo de construcciones de uso corriente en el lenguaje hablado son difíciles de desterrar, debe decirse Se venden panes con o sin ella.
Cuando una preposición se repite en una construcción, puede suprimirse siempre que la omisión no tome como conjunto a entidades que en la realidad son independientes:

Compré un anillo de oro y platino.
Compré un anillo de oro y de platino.
Estuve en París y en Roma.
*Estuve en París y en Roma.

No puede suprimirse, en cambio, delante de los pronombres:

*Compré pañuelos para él y mí.
Compré panuelos para él y para mí.

Tampoco puede suprimirse si alguno de los sustantivos lleva un adjetivo que no afecta al otro sustantivo de la misma construcción:

*Sirve para los perros y gatos pequeños.
Sirve para los perros y para los gatos pequeños.

Asimismo, no debe suprimirse si un complemento de una de las palabras a las que afecta no lo es también de las otras:

*Aprendió a multiplicar y dividir por cuatro.
Aprendió a multiplicar y a dividir por cuatro.

María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en español: manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.

El punto



La principal diferencia en el uso del punto radica en su mayor utilización en inglés, dada la tendencia de ese idioma a no hacer tan explícita, en comparación con el castellano, la articulación del discurso. La omisión de los elementos que marcan la relación de oraciones favorece un uso de la puntuación y una concisión que, en castellano, puede dar una impresión de pobreza estilística o de una búsqueda deliberada de efectos expresivos que, en determinados contextos, no es pertinente. En castellano, el punto suele indicar pausa o separación; la relación suele expresarse con otros signos, como la coma y el punto y coma. A la hora de traducir, el resultado de esta preferencia -que ya hemos comentado en el capítulo 4- es que, como dice Vásquez-Ayora, «las más de las veces nos vemos uniendo oraciones y períodos que el inglés deja sueltos».

In 1989 some 1.2m people left Eastern Europe and the Soviet Union. That figure needs breaking down, for it has led to exaggerated fears in Western Europe. Some 700,000 were East Germans or people of German origin. Another 300,000 were ethnic Turks in Bulgaria, half of whom returned to Bulgaria. And yet another 70,000 were Soviet Jews.

En 1989, alrededor de 1,2 millones de personas abandonaron Europa oriental y la Union Soviética; sin embargo, esta cifra tiene que desglosarse porque ha suscitado temores exagerados en Europa occidental. Alrededor de 700,000 fueron alemanes o personas de origen alemán; 300.000, búlgaros de etnia turca, la mitad de los cuales no tardó en regresar a Bulgaria; y 70.000 más, judíos soviéticos.


En muchos casos, el inglés utiliza un punto ante conjunciones, adverbios o locuciones, donde el castellano opta más fácilmente por una causa menos marcada.

Such individual catastrophes may be rare. However, Clube and Napier calculate that there should be a few giant comets, 50 to 300 kilometres across.

Estas catástrofes individuales quizá sean poco frecuentes, aunque Clube y Napier calculan que deben de existir unos pocos cometas gigantes, con diámetros de entre 50 y 300 kilómetros.


There’s no dearth of creation myths, from Easter Island's god that laid a world egg to the Old Testament's six days of genesis. But for the truly weird, imagine the big bang.


Desde el dios de la isla de Pascua que puso un huevo cósmico hasta el génesis en seis días del Antiguo Testamento, no se puede decir que escaseen los mitos de creación; pero, si lo que se busca es algo verdaderamente inverosímil, imaginemos la gran explosión.


Por otra parte, en las cantidades numéricas escritas con cifras, las dos lenguas utilizan sistemas opuestos de notación, puesto que el punto se utiliza en inglés para señalar los decimales, y la coma -no el apóstrofo-, para las unidades de millar y de millón. En castellano, la práctica es la inversa. También existe otra convención en los números de cuatro o más cifras, el uso del espacio fino en lugar del punto.

Juan Gabriel López Guix, Jacqueline Minett Wilkinson, Manual de traducción inglés / castellano, Editorial Gedisa, 1997.

viernes, 8 de enero de 2010

Canchero en inglés


Me han ofrecido comprar un departamento cuyo edificio cuenta con rest room, health club y piscina in-out, en lugar de cuarto de huéspedes, gimnasio y pileta cubierta-descubierta; que es igual, pero no es lo mismo.
Me han invitado a un fitness center para practicar indoor cycling, o, dicho de otro modo, pedalear un rato en la conocida bicicleta fija, que es lo mismo, pero hace a la diferencia.
He asistido a una party muy fashion (de la que me enteré por los flyers que se repartieron por toda la city), estuve en el sector Very Important Person, donde había muchas celebrities y top models tomando energy drinks y todo era cool.
Me han dicho en la office que organicemos un planning con mucho brainstorming y que después de un break, coffee incluido, presentemos un brief; es decir, que nos reunamos para tirar ideas y elevemos un informe. Que es idéntico, pero así es otra cosa.
He ido de compras a un outlet de Palermo que tiene un gran showroom; en época de sale (cincuenta por ciento off si se paga cash), para lookearme un poco, pero solamente había en stock talles small y todo me hacía parecer una drag queen. (Caí en la cuenta de que tengo que empezar urgente a hacer gym). Lo único que pude comprarme fue un pin. Eso sí: un pin con la bandera argentina.
He pagado por un deck el doble de lo que me cobraban por una plataforma de madera; por un playroom, mucho más de lo que me hubiera salido una sala de juegos; que es equivalente, pero incomparable.
Me he enterado de que el desayuno americano está totalmente out, ahora lo más in es, sin dudas, el brunch.
Pero me he lamentado, a la hora de redactar el aviso clasificado de alquiler de mi casa, de no encontrar una forma decente de anunciar que cuenta con un quincho con parrilla. (¿Cómo es posible que a nadie se le haya ocurrido todavía desargentizar un poco tal expresión?)
Me pregunto por qué insistimos en querer aparentar lo que no somos. Mientras tanto, lo que podríamos ser sigue postergándose.
¿Cuántos argentinos se estarán preparando para aprovechar la oportunidad de trabajo genuino que brinda el hecho de que cien millones de brasileños deberán aprender nuestra lengua en un futuro inmediato? ¿Dejaremos pasar esta oportunidad, más preocupados por defender el idioma de supuestos enemigos (los siempre señalados como culpables por deformar el idioma: los adolescentes que reinventan la lengua a su gusto, las clases marginales que no respetan las reglas gramaticales) que por hacer escuchar nuestras voces auténticas?
Algún día, si logramos dejar de cubrir nuestro verdadero rostro con make-up y decidimos dejar de aturdirnos con ringtones, quizá no habrá más falta disimular.
La expresión “quincho con parrilla” será atractiva, tendrá más prestigio decir “perdón” que decir sorry, “por favor” que please, y podremos deshacernos de la adicción al OK.
Entonces sí, amaremos saber inglés para leer a Edgar Allan Poe, a Shakespeare, a Hemingway y a tantos otros que tan bien escriben.

Mex Urtizberea, Malas Palabras, Editorial Sudamericana, 2006.